Reseña del libro "Las Virgenes Energumenas"
El deseo de lo femenino debe, entonces, armarse de nuevo como tentación, tender la mano, tomar y morder la manzana, comérsela toda, pues el deseo de la mujer ha sido deseo de saber, y con ello ha conspirado anímicamente y con gran imaginación contra las estructuras fosilizadas y los sentidos coagulados de una historia que se ha construido como ley, hierro, cárcel, piedra, encierro, muerte; es decir, de una historia que no ha amado el cambio y la transformación constante, porque solo ha amado el poder y el dominio, en nombre de un preservar que ha tomado el cuerpo como su impulso primordial.