Reseña del libro "El año de las Lluvias"
El amor, el erotismo, la muerte, la vejez, el olvido, los recuerdos, los sueños, la venganza, los celos, los malos tratos, todo esto y mucho más se va desgranando en las páginas de El año de las lluvias. A veces con ternura, otras con crudeza, casi siempre con humor, aunque también en otras ocasiones, el relato se tiñe de un regusto amargo que nos hace reflexionar antes de pasar a la página siguiente. Imposibles juegos de palabras conviven con el surrealismo de los sueños y con el más crudo realismo que convierten su lectura en un placer que nos atrapa y nos conduce hasta el final, los finales, los distintos finales que nos seducen y nos sorprenden.
La novela está configurada como una matrioska, la muñeca rusa que a la vez contiene otra, que también contiene otra y así sucesivamente. En El año de las lluvias se suceden las historias dentro de las historias, dando paso a nuevos niveles de realidad.
Llueve. Los personajes se rebelan, el autor se convierte en protagonista a su pesar. ¿O no? Carola es una antigua estudiante de Literatura, que huye de su pasado y decide ocultarse en la cabaña donde vive un viejo y solitario escritor. Allí pasan juntos algún tiempo. Mientras cada noche se cuentan cuentos al amor del hogar y aprenden el oficio de escribir, esperan que deje de llover. Aquel año, en el que la lluvia lo impregnaba todo, salen a flote los secretos del viejo y, al final, también la atormentada historia de Carola.