Toda experiencia humana -incluida la escolar-, como proceso inacabado y cambiante, requiere de una constante transformación de todas las prácticas que en ella confluyen. Para el caso de la escuela en general y la educación de los adolescentes en particular, de cara a la comprensión del fenómeno de la violencia escolar y a la construcción de estrategias pedagógicas que atienda dicha problemática, se pone a consideración el presente texto, enmarcado en la posibilidad de reconstruir nuestras prácticas pedagógicas desde la perspectiva de una educación para el amor y con amor. Siguiendo la ruta de las preguntas básicas que todo educador debe hacerse constantemente, el texto se divide en tres partes en las que se propone, una respuesta orientada a revindicar las posturas incluyentes y colaborativas inherentes a toda práctica pedagógica inclusiva.