Jenn Díaz explica su testimonio sobrecogedor y valiente como víctima de violencia machista y cómo, con los años, se ha convertido en una superviviente A los dieciocho años Jenn Díaz sufrió violencia machista, tanto física como psicológica. A través de su testimonio, explica que su proceso de víctima ha sido largo y silencioso por el estigma que acompaña a la palabra víctima, por todos los estereotipos que había a su alrededor y por no haberlo se reconoció como tal durante muchos años. «Me pareció que la categoría de mujer maltratada me quedaba mayor. Como si no la mereciera, porque el síndrome de la impostora se cuela por lugares insospechados». La autora alerta de que la violencia machista penetra en la sociedad en múltiples formas, por ejemplo, avalando y normalizando las relaciones basadas en el poder, y hay que desmentir los tópicos que le rodean, como que existe un perfil de mujer más propicio a sufrirla y que el retrato robot del hombre agresor no existe.«Hay días en los que, cuando todo se tambalea levemente, todavía me siento un poco de víctima: no por recrearme, ni para entregarme al victimismo del que se acusa a menudo los feminismos, sino para fortalecerme, para detectar qué heridas han quedado un poco abiertas y de qué herramientas dispongo para seguir adelante, para ir aprendiendo cada día».