Entre los dispositivos naturalizadores de la opresión subjetiva, el más poderoso es el de la somatización y medicalización del malestar y la rebeldía. Una buena parte de su poder proviene del aura de saber científico que lo rodea. La psiquiatría imperante apoya y promueve ampliamente esta naturalización y ha logrado imponerla al sentido común como una tendencia general a medicalizar los malestares que surgen de contradicciones sociales muy visibles.
"Imprescindible. Se arranca a leerlo y no se para hasta terminarlo, prácticamente. De facil lectira y muy ameno; y ni hablar de lo interesante y actual del tema. "
Matias Romo Viernes 17 de Junio, 2022"excelente edición, como siempre con LOM."