Nos hemos acostumbrado a pensar en Internet como algo esencialmente virtual, es decir, como un mundo intangible que no está en ningún sitio en particular, un medio etéreo o inmaterial. Andrew Blum, periodista, divulgador y especialistas en nuevas tecnologías, nos recuerda que la red posee también una infraestructura física sin la cual no podría existir. En efecto, Internet funciona porque hay una realidad palpable que la sostiene: un mundo real y no sólo virtual, hecho de instalaciones controladas por personas específicas en lugares bien localizados del mundo. Este libro es una peculiar crónica de viajes que nos invita a realizar un recorrido por la historia y la geografía de Internet para mostrarnos la base material que hace posible el universo digital. Una mirada cautivadora a la infraestructura física en la que se apoya la Web.