Cualquiera que se asome a esos poemas, da igual la pagina de la infamia universal donde se ubiqueo los molinos de viento contra los que dirija sus lanzas, los convierte de inmediato en el canto a unomismo, de uno mismo. Ese el milagro aparentemente sencillo de la poesia sublime.Soñar ceibas implica no renunciar a la lucha por mejorar el mundo que habitamos, sin perder nuncael sentido de la realidad. Es, en definitiva, el deseo de seguir construyendo utopias desde elescepticismo de la experiencia vivida.