Italia, 1942. Umberto D’Amico de diecinueve años es reclutado para combatir, junto a los nazis, en la Segunda Guerra Mundial. Pese a su descontento fue enviado al norte de África a luchar contra las fuerzas Aliadas, de negarse sería considerado un desertor. Después de resistir seis meses de enfrentamientos y privaciones en Túnez, en la que el miedo y el hambre fueron protagonistas, fue capturado por el ejército francés y escoltado a pie cientos de kilómetros por el desierto hasta llegar a un campo de prisioneros en Marruecos. Permaneció en cautiverio durante tres años, en los que tuvo que soportar un trato cercano a la esclavitud, que incluía trabajos pesados, maltratos físicos y muy mala alimentación. La guerra y la prisión lo marcaron a fuego, lo que hizo que tomara la decisión más difícil de su vida. En este libro Hernán Arnes relata de manera ágil y descontracturada la historia de su abuelo y hace reflexionar a todos los descendientes de inmigrantes sobre lo que vivieron muchos de sus antepasados.