¿Mentir es ir contra la mente? ¿O, por el contrario la mentira y la duplicidad son consustanciales al hecho mismo de pensar? ¿Es el disimulo el rasgo diferenciador del animal humano? ¿En el fondo, como se afirma, resulta más fácil decir una verdad que una mentira? ¿No cabe sospechar, con Rousseau, que el hombre embustero es paradójicamente una expresión de la generosidad humana? ¿Es la literatura la verdad de la mentira? Estas y otras cuestiones han sido motivo de preocupación, e inquietan a los europeos modernos desde que el humanismo renacentista descubrió el inmenso continente del Yo, del individuo moderno y sus complejas relaciones con los otros. Grandes figuras de las letras europeas —desde los primeros exploradores de la mente moderna, como Cardano y Montaigne, hasta grandes fabuladores como Stevenson y Dostoyevski, pasando por filósofos de la talla de Bacon, interesantes pensadores desconocidos en España, como el escéptico La Mothe o el autor del Léxico de la mentira Pio Rossi, desengañados barrocos como nuestro Mateo Alemán, estudiosos de la melancolía como Burton, lúcidos ilustrados como Diderot, aforistas como el inédito Vauvenargues o sinceros prerrománticos como Rousseau—componen un paisaje que recoge lo más inteligente de cuatrocientos años de reflexiones sobre una práctica denunciada, compadecida o tolerada por inevitable. Hablar de la mentira es la manera más valiente y cruda de ir al fondo de lo humano. - Cardano, Simulación y disimulación - Montaigne, Los mentirosos - Alemán, El arte del engaño - Burton, La risa de Demócrito - Bacon, ¿Qué es la verdad? - La Mothe, La verdad es verde - Rossi, Léxico de la mentira - Vauvenargues, Una idea del mundo - Diderot, Duplicidad y tiranía - Rousseau, El daño y la ficción - Dostoyevski, Una escena rusa - Stevenson, La verdad en le trato