Soy oriundo de Puerto Rico, casado desde 1971 con la hija de un pastor metodista. Milité en el metodismo hasta 1997, cuando nos integramos a una congregación de las Asambleas de Dios. Desde muy temprana edad sentí el llamado de Dios, pero los afanes me dominaron hasta convertirme en Su enemigo. En 1980 cometí una falta tan grave, que ocasionó lo siguiente. Concluida la transgresión, escuché cuando una voz masculina y profunda me dijo: "Ya me perteneces". De inmediato, la esencia de vida fue succionada por la corona de mi cabeza. Entonces comencé a caer por un abismo, sin llegar a tocar fondo. Desatendí mi familia, sólo me importaba satisfacer el deseo carnal que había tomado control de mí. Mi angustia fue tal, que en 1982 tomé mi revolver, lo martillé y coloqué en mi cabeza para terminar con la angustia que vivía. De inmediato vino a mí el recuerdo de Jesús y le dije: "Si verdaderamente eres el Hijo de Dios y tienes poder para dar vida, te pido que me devuelvas la esencia de vida que perdí. Pero si lo haces, te suplico que no sea para sólo respirar; dale sentido a mi ser, utilízame". Entonces fui tomado en el espíritu y presencié mi caída por aquel abismo. Vi cuando una mano grande e iluminada se posó debajo de mí y detuvo mi caída. Me llevó a lo alto, se colocó entre el borde del abismo y la Gloria, y escuche una voz que decía: "Yo soy el puente que te cruza por encima del abismo que te separa de Dios". Desde entonces, mi vida cambió y me propuse conocer al Dios de Abraham, Isaac e Israel. En fin; lo presentado en este libro es parte de lo aprendido, que deseo compartir con usted.