Tres realidades convergen en el título de este poemario que, al unísono, obraron su consecución: la firme convicción de perpetuar un sentimiento amoroso mientras éste viva dentro de algún lector, la sensación de éxtasis al amar a quien te ama e, innegablemente, la connotación sensual que desprende esta expresión lírica. Si ha amado, me entenderá sin necesidad de abrir esta obra y, si se aventura a ello, participará de mi personal manera de expresarlo, al hacerlo. Pero, si por desgracia nunca lo ha experimentado, explicárselo me es imposible.