Este es un libro maldito, es el libro que jamás debió escribirse. Pero la poesía se presenta para denunciar, para iluminar la ceguera de los tantos que siguen sonriendo como si en este mundo no hubiera un genocidio. Estos poemas no tienen metáforas, no pueden tenerlas, porque cada verso está basado en hechos tan reales como el hueco de un misil. Cada niño de “Pólvora de paz” es un niño que antes fue de carne y hueso. Este es un libro del polvo y la pólvora. De la miseria que solo los hombres somos capaces. No hay animal sobre la tierra que mate con la precisión que mata el hombre. No hay animal que mire con tanta indiferencia. Pero una vez más, la poesía es parte de este mundo salvaje y despreciable. Una vez más como el Guernica o como los fusilamientos de Goya, la poesía se levanta por Palestina, por todas las Palestinas que sufren el sometimiento de los imperialismos. Una vez más, la poesía nos convoca a no morir en el silencio de los cómplices o de los cobardes. Una vez más la poesía es un ariete, un hueco y una vez más, una esperanza. Participaron: Husni Abdel Wahed (prólogo) Silvia N. Herrero / Cristian Marín (ilustración de portada)