Persona Educacion Y Destino

Javier Vilchis · Plaza y Valdes

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Reseña del libro

La condicion de ser persona es el punto de partida basico para entender el problema de la vocacion; ayudar al alumno a encontrarla sigue siendo, a pesar de la comercializacion de las profesiones, la mision mas importante del pedagogo. Los graves problemas axiologicos actuales son debidos a un proyecto de modernidad que decidio de manera esceptica y voluntaria desembarazarse de la problematica metafisica. Al centrar la educacion en el ideal del progreso, tanto el positivismo como el marxismo olvidaron el principal problema humano: el destino personal. Desde la epoca de la Grecia clasica el esfuerzo de los jovenes por alcanzar el arete necesariamente esta ligado a la busqueda de una trascendencia personal y aunque hubo una fuerte critica a los poetas (que eran los encargados de la educacion) por parte de algunos filosofos como Platon, nunca se pretendio transformar la razon en un puro instrumento de poder. Es en la modernidad cuando el conocimiento se convierte en sinonimo de poder, por lo cual la educacion pierde su caracter formativo, con lo que desaparece el anhelo del joven de dirigir su vida, dando lo mejor de si mismo hacia valores mas nobles, sustituyendo la busqueda de la vocacion por la busqueda del bienestar individual basado en la competencia y el exito. En el siglo XX las dos terribles guerras mundiales y el largo periodo de Guerra Fria se convierten en el desencanto de una racionalidad ya sin Dios. Asi una vida joven, que caminara desvencijada sin tension, sin forma, por la falta de finalidad existencial, llevara a la rebeldia de los anos sesenta y a la generacion x de los noventa. La posmodernidad era ya anunciada en el siglo XIX por Shopenhauer y Nietzsche, su vision de lo profundo e ilimitado de la voluntad humana los hizo conscientes de lo superficial y limitado del proyecto de la modernidad. Nietzsche anuncia la muerte de Dios. Kierkegaard critica a la cristiandad, no al cristianismo, Viktor Frankl concuerda con Kierkegaard y nos anuncia una voluntad de sentido. A partir de esta posicion se conduce al lector a una reflexion critica existencial sobre la trascendencia personal y la responsabilidad de vivir en la posmodernidad.

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