¡Cuán difícil resulta, a veces, dormirse cada noche con una sonrisa y un corazón sereno! Cae la noche y damos vueltas en la cama sin lograr conciliar un sueño tranquilo y reparador; y finalmente nos dormimos con los músculos tensos y el corazón apretado. Estas meditaciones nocturnas son una compañía en medio de las preocupaciones, temores y cansancios, un puente hacia las manos bondadosas y pacificadoras del Padre. Nuestro corazón inquieto sólo halla su reposo en el corazón de Dios, donde todo es amor, y hacia Él nos conducen estas deliciosas oraciones.
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