Cansada de desempeñar un rol que se opone a los estereotipos sociales y culturales promovidos en el mundo contemporáneo, de continuamente verse obligada a lidiar con personajes egoístas y narcisistas que le resultan insoportables, de representar su papel como esposa intachable, e incluso de su vocación como madre, Susana emprende un viaje hacia fondo de su conciencia, donde la confronta su voz interior. Desde allí además reconstruye la difícil vida de su abuela Elena, a quien, de niña, estuvo apegada, y quien perteneció a la generación de los jóvenes de los arios cuarenta, los arios en que México se incorporaba jubiloso al proceso de modernización.