No resulta novedoso el cariz camaleónico que está adoptandop la familia actual. Esta plasticidad a nivel estructural no es quizá lo que más seduzca al propósito de este libro, sino, más bien, al descarado ritmo discontinuo entre la evolución estructural de las familias y las creencias que se dejan ver en los contextos de crisis -comunidades terap´ruticas- donde determinados fenómenos psíquicos y vivencias son el reflejo de dicha discontinuidad dirigida a encorsetar y empequeñecer a muchas familias actuales. Tal desajuste o incoherencia apuesta poco por vivir en la disparidad de estructuras y formas de vida vigentes. La percepción de crisis, la vida percibida como problemática o en riesgo puede ser resultado de un empeño en soñar en modelos familiares que no encajan en nuestro presente.