Domingo se ha propuesto realizar la tarea que le encomendaron sus hermanos mayores: colocar una lapida sobre la tumba de Sara Mancini, su madre. El tiempo transcurre y la lapida permanece en la cajuela de su automovil sin que logre ponerse en camino rumbo al cementerio. La ebriedad es un obstaculo dificil de salvar. Cada manana, el promete a su madre ausente que cumplira la mision, pero una vez mas falta a su juramento. La muerte de su mujer ha terminado por minar su lucidez e instalarlo en un estado de constante delirio. Poco a poco, Domingo se transforma en un hombre melancolico y hurano que cita de memoria pasajes de novelas rusas y se dedica conversar con sus mujeres muertas. Mientras eso sucede, los ojos de una adolescente no cesan de observar su conducta; es su vecina, la mas joven de todas las mujeres con quien ha logrado trabar una amistad. Es acaso posible comunicarse con personas de esa edad?, se pregunta y su desconcierto crece. Mis mujeres muertas -ganadora del Premio Grijalbo 2012, cuyo jurado estuvo compuesto por Julian Herbert, Eduardo Antonio Parra y Enrique Serna- es una novela sobre la melancolia y la soledad humana, enfrentadas por un hombre cuya ebriedad llego a convertirlo en un experto de los estados del alma. Fadanelli renuncia al color y la complejidad (pero no al contraste ni a la sutileza), y enfrenta sin tremendismos el sexo, la brutalidad, la violencia. Ignacio Echeverria, El Pais; Fadanelli se ha convertido con el paso de los anos en uno de los exponentes mas importantes de la literatura urbana contemporanea. Valeria Luiselli, Letras Libres