En el fondo del lago viven el dragón joven y el dragón viejo. Al dragón joven le gusta ver lo que pasa fuera del agua. Le pide permiso al dragón viejo para hacer un viaje por tierra. Éste le contesta que le deja marchar, pero que no podrá volver hasta que no haya conquistado el corazón de un hombre. Cuando sale del lago, las personas que lo ven se asustan mucho de él. Es muy grande, echa fuego por la boca y con sus grandes coletadas rompe cristales y árboles. Al poco tiempo todos los humanos le echan la culpa de los males de la Tierra. Nadie le quiere. Ha pasado más de un año y el dragón está solo en una cueva añorando su lago. Finalmente un niño, Miguel, se acerca a él y se hace su amigo. El dragón ya puede volver al lago, puesto que ha conquistado un corazón humano. Miguel va al lago a visitarle. A partir de ese momento Miguel y el dragón serán muy buenos amigos.