La palabra nombra. Esta aseveración, lugar común o cita anónima, es el pretexto de muchas disertaciones al momento de pretender clasificar, describir o ubicar algo en el tiempo y el espacio. Pareciera que es a partir de la voz que el fenómeno de la materialización ocurre, como si definir fuera imprescindible para que el objeto exista y pueda ser comprendido o, al menos, inicie el diálogo con un receptor que desentrañe el supuesto misterio del supuesto mensaje enviado por el emisor. La obra de arte es usualmente definida por las palabras nominadoras de críticos e historiadores que se ven obligados, presionados o requeridos a manifestarse y fungir de algún modo como interlocutores entre el artista y el espectador. En otras ocasiones se espera que sean ellos quienes, a través de la palabra, revelen el críptico mensaje que se encierra en el plano o en el volumen.Ese es el origen de las múltiples e infinitas publicaciones de arte que registran el quehacer de los artistas, con el fin de documentar y explorar el resultado de la intensa labor física e intelectual que implica la concepción y materialización de su producción. Este libro está dedicado a recopilar una discreta pero representativa parte de la prolífera carrera de Manuel Esnoz. Puedo afirmar que las imágenes aquí reproducidas han sido motivo de interés y, sobre todo, de seducción, para aquellos que hemos logrado enfrentarlas. La experiencia única e irrepetible de encontrarse cara a cara con esas obras de arte es lo que alimenta el deseo de multiplicar ese efecto y hacerlo accesible a tantos.