Bruno Cuneo se topó hace años con una pintura de Natalia Babarovic y quedó fascinado e intrigado. La siguió en su tránsito hacia lo acuático y misterioso, por las piscinas y la música de Thom Yorke, hasta Lucinda, el río imaginado por John Cheever en el cuento "el nadador". Busca una pista. Aquí está: la pintora ya había escrito sobre paisajes, y ahora extiende, o contrae, su campo visual al pantallazo: el mundo al instante. de Van Gogh a la KGB, o donde sea, mas allá. "La dicha del melancólico es calentarse la espalda con el sol de hoy, mientras se invocan otras imagenes".