«¿Has visto el mar?», le pregunta Artemón al joven protagonista de esta novela. «Sólo por la tele.» «¿Quieres verlo, muchacho?» «Sí. Lo que pasa es que está lejos de Madrid y mi padre dice que para fresco el del Guadarrama y no el de Alicante.» «¿Lejos, el mar? ‹sonrió Artemón‹. El mar no está en Alicante, como tú imaginas. El mar es el envés de la tierra y está bajo tus propios pies. Sólo tienes que bajar a buscarlo.» Los reinos de Artemón es un vertiginoso descenso a los Infiernos, a medio camino entre lo dantesco y lo humorístico, un juego de espejos que nos habla del mundo que existe en el revés de la propia realidad, y que si no existe tampoco importa, porque puede crearse fácilmente con la ayuda de la imaginación y la magia. Los reinos de Artemón mereció el III Premio de Novela «Río Manzanares», en la que el Jurado valoró «la belleza del relato, la calidad de la escritura y la brillantez de las imágenes, para conformar una novela de gran calidad y fantasía.»