Los padres de Olivia reciben en herencia una mansión a las afueras de un pueblo de montaña, y deciden ir allí a pasar las vacaciones de verano. No pasará mucho tiempo sin que Olivia, que posee el mismo don que su tía-abuela Agata, conozca a Calíope, una fantasmita de trescientos años de edad, a la que le encanta cantar, llevar ropa de colores y hacer travesuras. Calíope, a su vez, vive con sus padres en el desván de la mansión.