El cristianismo es el producto de innumerables contactos e interrelaciones con los ambientes sociales, culturales, políticos, económicos y religiosos de su tiempo, relaciones que aún continúan transformándolo y recreándolo. El movimiento surgido de Jesús de Nazaret, con su muerte, se propagó en diferentes direcciones. En esta expansión se sumaron nuevas personas, lenguas, tradiciones y culturas...