Los Caballeros Templarios, (en francés: templiers), fue una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media. Se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista. La orden fue reconocida por el patriarca latino de Jerusalén Garmond de Picquigny, que le impuso como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro. Este libro al que nos referimos describe básicamente la historia de cómo detenían en Francia a una gran cantidad de caballeros del temple, donde los maltrataban por medio de torturas con el fin de que realizaran confesiones, las cuales ellos las hacían con tal de evitar soportar más maltrato físico. Finalmente todo esto culminó con el fusilamiento del gran Maestro Jackes Molay que en el libro se relata la historia de cómo lentamente lo quemaron en el fuego con el fin de causarle más y más dolor y al decomisar por medio de la corona toda la riqueza de la orden. Martin no era exactamente el caballero más firme o piadoso de la historia, pero él se las ingeniaba para escapar del Rey cuando ordenó la masacre de los caballeros templarios y así poder robar su legendario tesoro que era el más grande del mundo con el apoyo de la banda eclosiana, mediante un plan audaz que sería capaz de realizarlo por debajo de las narices del Rey. Es impresionante y sorprendente la inclinación que tiene Alejandro Dumas por las narraciones históricas y por la trama que encierra determinada crueldad, que sin lugar a dudas al mezclar estos dos aspectos, la historia del libro se convierte en algo extraordinario.