Los jóvenes vanguardistas de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana vieron, desilusionados, cómo sus países nacieron y evolucionaron con las manos atadas, obligados a un destino ajeno y sin poder ejercer su propia voluntad. Ante esa experiencia, autores como Eugenio Florit, Mariano Brull, Nicolás Guillén, Luis Palés Matos o Manuel del Cabral buscaron nuevos modelos literarios, y muchos de ellos los encontraron en formas enraizadas en factores locales que expresaron el sentir de las incipientes culturas en cada nación. Surgen así distintas vertientes de la poesía negrista, a la par que florece una poesía pura vanguardista, más cercana a los movimientos europeos, mientras que éstos, por su parte, son objeto de ásperas críticas como la que lleva a cabo Alejo Carpentier. Además de una extensa bibliografía, este tomo ofrece una amplia antología de estudios críticos sobre los movimientos de vanguardia en el Caribe.