Este libro es una trilogía narrativa en la cual se tematiza, desde diversos ángulos, el enigma de la personalidad humana, su identidad, simbolizada en la figura de el otro. Así, en El último rostro se configura la incógnita definitiva que constituye la persona y sus proyectos reales de un ser no sólo amado, sino que ocupa el lugar del padre; mientras en Las huellas del hombre surge, de manera irónica y lúdica, la inasible reconstrucción de un hombre con base en datos que apenas bordean su imagen difusa; por último, La mano en la niebla presenta la situación dramática del personaje central por recuperar la relación con su hermano mellizo, superdotado y aparentemente presa del ángel terrible del arte.