Tal parece que la obra de algunos artistas logra influir en el comportamiento humano, con gran determinación. Civilizaciones enteras han sido inspiradas durante generaciones por mitos y leyendas, héroes, canciones o novelas. Sin embargo, el arte en general es un factor determinante para el cambio, la renovación o la adaptación del pensamiento social. Las posibilidades de que exista una actividad política y cultural por medio del arte son grandes. Se ha señalado a Homero como el educador de Grecia Antigua y heredero del pensamiento político moderno. Diversos tratados antropológicos apuntan a una dinámica cultural entre sociedades hegemónicas y subalternas. Lo que nos queda es preguntar acerca de la situación actual. Una era estético-política se ha desarrollado después de la Segunda Mundial. Ahora se habla del neoliberalismo. El Marqués de Sade reaparece en pleno s. XXI con las palabras despiadadas de un profeta y trata con profundidad el mundo de los libertinos donde todo está permitido. Los personajes de sus dramas son reales y predominan en el mundo actual. La cultura hegemónica de un país primermundista se compara con los educadores de sus historias ante las culturas subalternas.