La Educación de los niños y su protección de cualquier forma de violencia que atente contra su dignidadad e integridad física, hacen parte de los derechos fundamentales a los que constitucionalmente los diferentes estamentos de la sociedad están llamados a preservar. El libre desarrollo de la personalidad, la libertad de conciencia y en general, el desarrollo del menor en sus diversos contextos implica el establecimiento de una configuración institucional capaz de garantizar el respeto y la promoción de tales derechos. Indudablemente, las aulas de clase son uno de los escenarios de mayor trascendencia en el desarrollo de los niños, siendo los espacios de formación en los que tienen lugar la enseñanza, el aprendizaje, el desenvolvimiento social del individuo y consecuentemente, su coexistencia con otros.