La vida no es un ensayo es un libro sobre literatura, y por lo tanto sobre la vida misma, pero tiene un punto de vista filosófico a partir de lo que para mí constituye la esencia de ambas: el movimiento; y de lo que en mi opinión es el aspecto fundamental del movimiento: su continuidad. Las páginas que siguen están atravesadas por esa idea de la continuidad, por esa intuición del movimiento creador y su tiempo inmanente, de la vida como obra en progreso y emergente. Ahora bien, es cierto que la energía creadora se apoya en la continuidad de la vida, pero depende también de una ruptura y un salto constante hacia un futuro nuevo que no es la simple repetición del pasado.