En ocasiones, algo inimaginable y descabellado se convierte en la solución a un gran problema. Y eso es lo que hace Ana, quien asustada acepta la proposición de volar y empezar de nuevo en un país extraño y exótico.Pero la seguridad de un palacio no es suficiente contra una misma y decide en un arrebato cruzar sus muros, para terminar enfrentándose al desierto, a sus gentes y a un imperturbable tuareg con tanto poder como el mismísimo rey.Ana se dejará seducir por las tradiciones aprendiendo que las raíces son importantes, mientras que el valor y la lealtad resultan muy valiosos para la supervivencia, casi tanto como el silencio o el fluir de los granos de arena.Descubrirá que, a veces, tan solo hace falta una mirada para decirlo todo y ni un solo beso para querer a alguien. Que el tiempo no permite olvidar por mucho que nos alejemos y que las segundas oportunidades hay que aprovecharlas.