Desde hace más de dos décadas, han estado gestándose cambios profundos en el campo jurídico. La reorganización global del capitalismo con su correlativo discurso ideológico, se observa a través de fenómenos económicos y políticos como la intensificación de las interconexiones globales, la descentralización de la producción, la imposición de las políticas económicas neoliberales, la reconfiguración del papel del Estado y la asunción del rol preponderante de organismos económicos internacionales y las empresas transnacionales. Ante esta reconfiguración del orden mundial, se ha hecho cada vez más visible una nueva arquitectura jurídica que da forma y asegura los intereses de la globalización económica. En ese panorama cobran relevancia algunas interrogantes: ¿Es el Estado el mismo en el contexto de la globalización económica? ¿Cuáles son los cambios que ha venido observando el Estado a medida que se profundizan los procesos económicos de interconexión global? ¿Cuál es la estructura jurídica de este nuevo orden mundial? Son algunas de las preguntas que con más insistencia se le plantean a diversas disciplinas del conocimiento como el derecho, la sociología, la ciencia política y la economía, entre otras. Parto de que el Estado-nación como eje estructurador del poder político y económico de la modernidad está replanteándose, tanto en sus funciones como en el lugar que ocupa dentro del conjunto de fuerzas políticas y económicas que operan a nivel mundial. El Estado se replantea, mas no se extingue, como sugiere una de las lecturas del debate actual. El Estado no se extingue porque la llamada globalización económica que se refleja en un conjunto de fuerzas, procesos y actores que intensifican la interconexión económica mundial, requiere necesariamente, de un anclaje que materialice sus intereses en el plano local de las relaciones sociales y económicas; y aquél es el mejor de sus actores para llevarlo a cabo. Pero las tradicionales estructuras normativas e institucionales que dieron forma al Estado-nación ya no son suficientes ni adecuadas para lograr ese propósito, por eso están en franco resquebrajamiento.