Este libro aborda un tema poco atendido por la historiografía: el de la oposición política y su papel en el desarrollo histórico del siglo XX. A partir de un análisis que articula los distintos movimientos opositores desde fines del Porfiriato hasta el año 2000, la autora busca destacar la presencia de distintas expresiones políticas, así como la capacidad de convocatoria de diversos grupos sociales, lo que cuestiona la noción tradicional de una sociedad inmóvil y un régimen indisputado a lo largo del siglo XX.