Kropotkin no es tanto recordado como el científico o como el revolucionario ruso excepcional, sino más bien como el revolucionario anarquista que aplicó al anarquismo los métodos y la rigurosidad de la investigación científica. De hecho, Kropotkin era un científico en dos campos poco relacionados, la geografía y la ética social revolucionaria, porque su anarquismo era esencialmente aplicado a la ética. Fue también la primera persona que se atrevió a formular científicamente los principios del anarquismo relacionados con el combate a la autoridad en todas sus formas y en la defensa de una completa reorganización social, sobre la base de la libre cooperación de asociaciones independientes. Rodrigo Quesada Monge. Destacadísimo historiador latinoamericanos y autor de una apreciada bibliografía sobre el movimiento anarquista, revela en este ensayo una profunda y lúcida reflexión sobre la vida y obra de Kropotkin, y el camino que transita en tanto Príncipe y anarquista, apuntando que la utopía de un mundo mejor, más justo, humano y solidario es todavía posible, pues lo contrario sería el Holocausto.