La cueca, siempre dando que hablar. En el año 2000, cuando aún era el conservador del Fondo Margot Loyola, recuerdo que alguien me preguntó si un libro sobre la cueca podría llegar a ser la obra emblemática de nuestra artista. La verdad es que entonces no me pareció una buena idea. Si bien Margot ha sido una gran bailadora y la principal maestra de esta danza, su mayor nivel de logro en el plano interpretativo musical lo alcanzó según mi modesta opinión en el cultivo de la tonada y el canto mapuche. Finalmente, algún vidente convenció a Margot Loyola de concluir este trabajo y mis viejas aprehensiones tuvieron que ceder ante la contundente evidencia del material presentado aquí. Y es probable que el nigromante no fuese otro que Osvaldo Cádiz, el mismo que por décadas ha sido compañero de baile y de los otros tantos pasajes de la vida de la Loyola. Ahora Cádiz es también y por vez primera el coautor de una de las más importantes publicaciones de la maestra.