Es 1942; Travin llega a Córdoba con su madre y su hermana por quince días. Travin mira con deseo y curiosidad un mundo al que no pertenece -el del hotel Los Sauces y los chalets residenciales- habitado por militares; alemanes; gente muy cercana al poder. Una sociedad en miniatura con sus secretos; complicidades y traiciones que prefigura una Argentina que se desplegará en su fascismo décadas más tarde. Travin se asoma a ese abismo y no sale indemne.