En esta introducción Marx comienza considerando a la crítica a la religión como terreno ganado: el hombre que buscaba un superhombre, el reflejo de sí mismo, no se sentirá ya inclinado a encontrar solamente la apariencia de sí mismo, el no-hombre, donde lo que busca y debe necesariamente buscar es su verdadera realidad. Marx avanza, en cambio, en sacar conclusiones sobre qué tareas prácticas se desprenden de esa comprensión del carácter del estado: la crítica de la religión desengaña al hombre para que piense, actúe y organice su realidad como un hombre desengañado.
"Excelente"