La iconoclastia tiene buena fama. En esto coinciden el creyente puritano, el ilustrado radical, el artista de vanguardia, el revolucionario progresista, también el capitalista y su destrucción creativa. Al destruir las imágenes, el iconoclasta nos liberaría de los falsos dioses, de las supersticiones, de los fantasmas y, en resumen, de las falsedades con las que nos engañan y nos engañamos. Nos liberaría de