En cada una de las tres partes de este poemario los versos se sienten, se viven, el corazón, los labios, la piel vibran y se estremecen. No se deben contar las hojas de los árboles porque ellas recitan poemas cuando las acaricia el viento. Es mejor oír su susurro y viajar con ellas. Es mejor que las hojas hagan ruido en nuestros corazones, sobre todo, cuando el amor duele. He llamado hacia nunca, es el llamado al autor que no responde. Un derroche de palabras y versos, sentimientos y añoranzas. El olvido no existe, el amor es más fuerte que la evidencia de lo imposible. Los labios en carne viva son la emoción del encuentro, cuando las palabras se mantienen calladas, no hacen falta, cuando dos almas se besan. Los labios besados, piden más besos siempre, no importa si de tanto beso y necesitarse, quedan esos labios en pura pasión viva.