Durante casi cuarenta años, los españoles de a pie estuvieron en contacto diario con las instituciones, símbolos, discursos y políticas del régimen, adoptando heterogéneas y dinámicas actitudes que constribuyeron a darle forma a la dictadura. Junto a la represión, el nacimiento y consolidación del régimen también fueron posibles gracias a la colaboración, indiferencia, apatía o resignación de una importante parte de la población.