En esta obra se recogen más de una treintena de haikus, acompañados de otras tantas extraordinarias ilustraciones zen. Diríase una obra maestra de una mujer haijin, de una madurez y un refinamiento fuera de lo común. No en vano, se dan en ella esas alianzas inusuales donde se unifican la cultura islámica de corte sufí y la oriental, bien asumida y enraizada; a todo lo cual ha de añadirse el estro femenino que aparece en cada poema.