Esta obra desvela algunos conocimientos del gran repertorio cultural de los habitantes de la Huasteca. Viaja por el tiempo y las tradiciones que aún perduran y los cambios suscitados en ellas. Nos habla de las transformaciones culturales y, a través de sonidos, dibujos e imágenes, nos invita a reflexionar sobre las costumbres y los procesos de creación artística. Revela cómo se logran los sabores de alimentos rituales mientras nos conduce entre olores, colores y la tragedia permanente del campo nacional, a la vez que nos hace escuchar sones de ritmos que debieran ser inolvidables y resonantes como cuando se talla una máscara de madera con cuidadosa técnica, para que quien llegue a portarla se transforme en un Negrito de Candil al celebrar la danza. Asimismo recuerda y ofrece testimonios antiguos a quienes aún pueden valorarlos, a quienes ignoran que no todos los árboles sirven para enmascarar el rostro y transformar a cada portador en un ser responsable de mantener vivos mundos ancestrales.