En una curiosa persistencia de tres temas: la muerte, el erotismo y la maternidad, Graciela Agudelo nos devela con desbordante fantasía el mundo del hechizo, de la trampa, de la pesadilla y del horror. Y aún así, no descarta un ingenioso condimento de humor y crítica de la condición humana. Con un lenguaje que nos recuerda que el español tiene matices en todas las gamas, Estantigua, por ejemplo, nos puede obligar a desempolvar el diccionario para descubrir que se trata de una procesión de espectros; y sin embargo, Agudelo usa la palabra con la soltura de quien está acostumbrada a presenciarlas. Con gran originalidad, la autora nos conduce por los entresurcos de mundos mágicos o especulares, lugares y sucesos siniestros, aquelarres evanescentes y rincones de paraísos y de infiernos. El impulso creador de esta autora se ocupa en dar un orden, aquí y ahora, a lo que existe en otras dimensiones... creando un túnel de escape a criaturas que se encuentran en búsqueda de manifestarse en nuestro mundo, y que lo logran en los claros del tiempo; es decir, cuando de pronto llega a darse una instantánea y misteriosa ruptura de la dimensión temporal.