Por fin dos fumadores confesos de toda la vida, con más de un siglo de bocanadas entre ambos, nos ofrecen una repulsa alegre pero enfática del fundamentalismo antitabaco. La finalidad de esta obra no es alentar a fumar sino separar la fantasía de la realidad en el gran debate acerca de la libertad adulta de fumar -con las debidas cortesía y consideración para con los demás-.