Todo en G. K. Chesterton tiene algo de colosal: la complexión física, la fama de despistado y, por supuesto, su lista de publicaciones, que incluye 80 libros, 200 relatos y 4.000 ensayos, además de innumerables artículos periodísticos. Escribió de casi todo (historia, religión, filosofía, teología, economía, literatura...) Con una característica mezcla de lucidez y sentido común. Utilizó, con brillantez excepcional, el recurso estilístico de la paradoja como arma contra toda clase de clichés. En el secreto del padre Brown, ambientada en España, se revela una pista esencial sobre la filosofía del singular detective creado por G. K. Chesterton: nadie es realmente bueno hasta que no descubre lo malo que es, o que puede llegar a ser. A diferencia de los métodos basados en detalles científicos de un SherlockHolmes, el modesto padre Brown aparece como un razonador más intuitivo que puede meterse en la mente de un criminal. Su empatía con los otros convierte las historias de este sacerdote católico en un ameno ensayo sobre la naturaleza humana.