El acontecimiento, materia de estudio de la historia, se debe según la idea de Nietzsche a una concatenación de hechos producidos por el azar. Esa fue, precisamente, la condición de posibilidad arrojada por la huelga que declaramos los estudiantes del Colegio Académico de Buga en 1966, cuya crónica relata Adolfo en este libro. En sus páginas queda plasmada la inquietud juvenil en una época de extrema agitación política a lo ancho y largo del país y de una revolución cultural mundial, de larga duración, que en América Latina responde también a la agitación producida por la Revolución cubana. El autor logra inscribir en el ámbito del discurso histórico un acontecimiento que, por sí mismo, es un hecho histórico, pero, además, le da la palabra a quienes, forzados al silencio por el sistema de dominación y explotación imperante, no pudieron tomarla hasta el presente.