El origen íntimo de las leyendas es, en general, incógnito. Proviene de tradiciones orales, forjadas en el desarrollo de pequeños relatos juglarescos o en la estructuración prosaica de antiguos terrores sobrenaturales, no muy bien definidos en su hora. La leyenda de un Grial (o entidad en forma de copa, plato o piedra) con propiedades sagradas y milagrosas, tiene antecedentes en antiguas tradiciones orientales, egipcias, griegas, y, sobre todo, celtas. Sin embargo, la versión oficial y aparentemente indiscutible, argumenta un origen único. Se asegura, ni más ni menos, que este prodigioso recipiente es el caliz utilizado por Jesús en la Última CEna. El Grial, el Santo Grial, ha movilizado el espíritu y el cuerpo de hombres valerosos, creyentes y aventureros, pero, fundamentalmente, trascendentes. La vida, embriagante y solitaria, latía en esa copa cuyo contenido es el inicio y el destino de toda criatura, de toda entidad. Esperamos que la historia del Grial pueda comprenderse en su complejidad, ya que, recorrida por ojos inteligentes y entendiendo su estructura y su esencia, podría revelar viejos enigmas, o por lo menos excitar la curiosidad de los eternos lectores de gestas fantásticas: los medievales de Chrétien, los fanáticos de Wolfram, o los propios y legítimos amantes de la verdad histórica.