Dos responsables de las obras en el palacio donde en el siglo XVI fue apuñalado David Rizzio –el confidente italiano de la reina Maria de Escocia– caen asesinados. Sherlock Holmes se encarga del caso y sospecha, en un primer momento, de un complot político. Sin embargo, nuevas pistas relacionadas con el supuesto fantasma del secretario italiano y con unas manchas de sangre que nunca se secan le harán desistir de esa tesis.