Diario Para la Prometida

Italo Svevo · Funambulista

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Reseña del libro

Según costumbre de la época, la novia de Italo Svevo le pidió a éste que convirtiera en un Diario para la prometida el Kalenderbuch que había recibido como regalo en su veintiún cumpleaños. Un acontecimiento convencional, una anécdota. Y sin embargo, por una vez no es una curiosidad malsana la que anima la lectura. Svevo es el tipo de autor cuya vida, gris y mediocre, interesa sólo en la medida en que ilumina su obra, mediante la búsqueda de conexiones y paralelos entre esa intimidad relatada y la ficción. Diario para la prometida, al que repetidas veces se ha puesto en relación con Senilidad, la obra más sobresaliente de Italo Svevo después de La conciencia de Zeno, comparte con la novelística sveviana la misma circularidad y la misma naturaleza del relato filtrado por la conciencia de los protagonistas, esa «antigua costumbre de replegarse en uno mismo y analizarse», en palabras del propio Svevo.Por primera vez traducido al español un texto que da una visión íntima de uno de los autores más enigmáticos y literarios del siglo XX. Italo Svevo , nombre artístico de Ettore Schmitz, nació en diciembre de 1861 en Trieste. Su padre era un comerciante alemán y su madre una judía italiana. Estudió en Alemania donde leyó por primera vez a autores clásicos como a Richter, Shakespeare y Turguéniev. De vuelta a Trieste trabajó en el Instituto Superior de Comercio e inició una modesta carrera literaria en el diario L’Independente . En 1892 publicó Una vida , obra que tuvo una fría acogida. En 1896 se casó con Livia Veneziani, a la que está dedicado el presente Diario para la prometida . Dos años más tarde apareció Senilidad . Tras entrar en el floreciente negocio familiar de su suegro, empezó a escribir en 1919 La conciencia de Zeno , publicada a cuenta de autor en 1923, que es una de las obras maestras del siglo XX. Su obra no empezó a tener reconocimiento hasta 1925, momento en que Valéry Larbaud y Joyce se hacen sus valedores. Tras el Congreso del Pen Club de París de 1928, que lo consagra, muere a los pocos meses en un accidente de tráfico cerca de Treviso.

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