Cuaderno de Nueva Tabarca es un libro que registra el proceso gráfico y arquitectónico del proyecto y obra de la restauración de las murallas de la ciudadela fortificada de Nueva Tabarca, llevado a cabo por Javier Vellés Montoya entre 1980 y 1982 por encargo del recién creado Ministerio de Cultura, dos siglos después de darse por finalizadas las obras de la fortificación. Es en esta primera década de la Democracia cuando, como afirmó Solà-Morales (1992), se «colocó en primer plano la construcción de lo público, de los símbolos, espacios y monumentos capaces de representar los valores colectivos tan largamente esperados», siendo «el modo de actuar en el patrimonio arquitectónico en España [ ] un fenómeno singular». Y el caso que se estudia aquí evidencia, además de la rigurosa aplicación de las coetáneas teorías de restauración italianas (ya apreciable desde los propios dibujos), el extraordinario valor de estos documentos gráficos trazados artesanalmente en la propia isla, que además levantan acta del estado en que se encontraba este poblado donde parecía haberse detenido el tiempo. Los planos de este cuaderno, dibujados a mano, cierran un ciclo y una era gráfica, anticipándose, con su realismo preciosista, a las nuevas técnicas fotogramétricas en ciernes, avanzando el futuro y grafiando el discurrir del tiempo en una esmerada colección de láminas de una belleza primigenia.