Cipriano, viudo hace sólo tres años y casi octogenario, enfrenta la noticia de que Juana, su hija, ha muerto en un accidente de avión. El dolor se multiplica por el hecho de que ella había dejado de hablarle desde hacía un buen tiempo, por razones que él nunca terminó de comprender, o de aceptar, razones que, de todos modos, nunca pensó definitivas. Las molestias físicas, los olvidos, la somnolencia, la soledad, las rutinas vacías, la conciencia de la proximidad irremediable de la muerte, todas las penurias cotidianas de la vejez son relegadas por una congoja abismal, y no le queda más que esperar la llamada última, en la que le anuncien la entrega de los restos del cadáver. Lo que Cipriano no alcanza a imaginar es que ahí, en esa notificación, se esconde un universo insospechado, nuevas angustias pero, quizás, nuevas alegrías.
"Refleja los remordimientos y sentimientos de culpa de una persona en la tercera edad, soportando la soledad, pero también la comprensión y sentimiento de fraternidad incondicional de su hermano. Me gustó mucho. "
Maria Del Socorro Gómez Estrada Jueves 30 de Julio, 2020"Excelente! Recomendado!"
Isabel Cristina Marín Cadavid Miércoles 19 de Agosto, 2020"Excelente, un libro para reflexionar"
Diego Gomez Lunes 28 de Septiembre, 2020"Bella novela, fácil de leer, para darse un viaje sencillo en los calzones de un viejo gruñón que ad portas de la muerte descubre la valía de la vida y lo giles que somos cuando tenemos que llegar a vejestorios para ser conscientes de la necesidad de vivir simple y trascendentalmente. Un legado para no morir en balde, algo así te enseña esta preciosa novela con un final irremediable y no por eso menos atractivo y revelador."